Laberinto
Para Oscar
Quiso descifrar
Ayer cuando saltó desde su ventana al sol
Descubrió a
***
Recorrió el laberinto de las palabras
Nunca, ninguna, fue suficiente para descubrir la mañana…
En su vuelo, el silencio dijo mucho más.
Descubrió que las palabras son luz
Y en ellas habitó.
El camino
Para Arturo Martínez
Este camino es una suma de tumbas.
Su voz se dobló
Giró como ave herida
Y el tiempo la torció hasta crear esta pertinaz lluvia.
Bebimos de su entraña.
Saludamos los recodos de sus luminiscencias.
Bendijo nuestras lenguas, tierra infértil convertida en barro de temporal.
Nadie nos explicó qué hacer para aprender a usar estas alas que nos germinaron
No hubo instructivo para cultivar estas flores que nos crecen en las manos
O tan solo, a mirar los rostros de esta oscuridad tan cercana
Cuando recordamos este viaje.
18 de agosto de 2007, Acapulco
Un ligero temblor, casi como un presentimiento
Una gota de agua a punto de caer desde el vértigo de una hoja
Y sin embargo, tan cierto como una palabra
Tanta grietas, rayos de sol, incrustadas en su lomo
Insondable, innombrable, incomprensible
Así, tu visita, ligero roce
Tu palpitar por encima de nuestra mirada.
*
No quiero que
Como lánguida música de olvido,
Quiero ser más bien una minúscula piedra en el ojo
Pequeña espina en un poema
O simplemente mi nombre, pero nunca olvido.
No, nunca un silencio…
Nunca una palabra huérfana
*
Tengo miedo
Un inmenso miedo a ser piedra de luz
Que desmoronándose llegue a ser guijarro de cualquier otoño
Trazado por un dedo extraño
Tan enorme miedo como mi opacidad
Que me desvela las palabras y las hace llanto.
*
Tengo miedo de ser tan temporal como esta lluvia de agosto
Desdibujada mañana por el sol.
Miedo que este disfraz de payaso
Carne podrida
Despojo de barro
Deje el reloj que habita
Y vaya al otro lado de la pared carcomida
Y devele entonces el misterio…
Miedo a que el sueño se pueble de gusanos y espinas
Y me abandone en la oscuridad
El hermoso dolor con que he vivido
Cada luz, cada ola, cada minuto.
Y sin embargo, ese miedo es la única certeza que poseo.
*
Las cinco horas de la mañana continúan lloviendo como sustancial recordatorio:
El barro se diluye y el agua se estremece
Un parpadeo de barro, un estremecimiento de agua.
Nuestras manos se estremecerán y nuestro destino será diluido.
Pensamientos de agua, voces de barro.
Solo, tú, con tus pasos de seda, eres certeza.
Cinco de la mañana, la lluvia continúa su cauce sobre este temor y esta certeza.
Lázaro Cárdenas-Acapulco, agosto de 2007.
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